Canciones que amenazan el final del día

Canciones que amenazan el final del día

31 de enero de 2012

Ya no me quedan: Bruma

ya no me quedan astros que ofrecer,
no tengo más fantasmas para ahogar en el placer,
solo una duda eterna, una fantasía efímera;
que descorcha el champagne a las puertas de un hotel.
ya no me queda nada que perder,
no tengo nada y a cambio ofrezco todo,
tengo un alma destrozada que vender.
empeño el poco juicio que me queda;
con tal de ver nuevamente tu piel.
muerta la lágrima, solo queda una botella;
a la cual me aferro, por temor a naufragar,
quisiera susurrar a tu oído un “te quiero”
y miles de palabras más.
bajo la lluvia de septiembre te idealizo a mi espalda,
recostada como una reina en la cama,
desvestida a medias en cuerpo y alma.
déjame un pie fuera, que por allí comenzara la odisea;
de ser tu océano y tú, mi nereida.
soy un amante de otra época,
un caballero de los que no quedan,
estoy en extinción y tu mirada, es mi tiempo y fuera.
sobre el humo del ultimo cigarro vislumbro tu silueta,
déjame creer solo por hoy que soy tu Romeo,
y tu eres mi Julieta.
si no queda mañana, refugiémonos en el ayer,
donde con solo una sonrisa, podías verme enloquecer.
encanto de mujer, en tus labios tiembla mi corona,
mis caricias sienten enmudecer.
solo hay un lenguaje capaz de comprender,
este querer salido de otros cuentos,
este cuento venido a menos.
soy la práctica que le hace falta a tu teoría,
montemos esta noche en una mega orgia;
de sensaciones y palabras malditas.
a tu alrededor mi conciencia se vicia,
se sitúa lejos de la realidad, en un páramo regular;
donde solo florecen rosas que te quiero regalar.
quiero yacer acostado contigo hasta el fin,
tumbarte sobre la luna y juntos comenzar a gemir.
no queda nada ya que decir,
solo que el tiempo apremia, pasa lento en tu ausencia;
y aun continuo deseando que estés aquí.
abro una botella para ponerle color a la noche,
por tus labios se vierte el carmesí de un vino,
musa de mi inspiración y mi depravación,
caminare sobre los lunares de tu espalda;
con besos de astronauta y así al fin,
podré decir que fui el primer hombre en ponerte así.

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